El Barça siguió ayer la tónica
mayoritaria de la era xavista y se abonó a ganar 1-0, esta vez a la Real Sociedad.
En realidad, al filo del minuto 90 hubo un penalty VAR que ahorró sufrimiento
en los cuatro minutos de añadido al transformar Rafinha la pena máxima, pero,
técnicamente, para mí fue un 1-0.
La Real Sociedad, que se
presentó con alguna baja importante como la del deseado Zubimendi, demostró que
es un equipo con personalidad, que mueve bien la pelota y sabe a lo que pretende
jugar pero que, como le ha pasado toda la temporada, tiene muy poca pólvora en
ataque. El Barça, por el contrario, es un equipo con poco juego, con una dirección
técnica desorientada y errática pero que sí tiene pólvora con jugadores
desequilibrantes.
Primera parte insulsa, con una
única ocasión clara de gol por el Barça en un remate de Rafinha desde fuera del
área que escupió el poste. La Real solo amenazaba de verdad con balones en profundidad
a la espalda de Cubarsí servidos a Becquer, que demostró ser un jugador de
nivel discreto y solo acertó a marcar en una jugada en la que estaba por muy
poquito en fuera de juego. En la recta final de la primera parte, un chispazo
de calidad en una buena triangulación de Lewandovski-Gündogan-Lamal acabó con
un remate preciso del hispano marroquí anotando el primer gol del partido. De
estos primeros 45 minutos me quedó, de manera negativa, con el partido de Pedri,
absolutamente perdido, con poco tono físico y dando una imagen preocupante.; y,
en lo positivo, nuevamente el descaro de Lamal, desequilibrando e ilusionando a
la afición con solo 16 años.
La segunda parte fue un poco
más dinámica, Rafinha volvió a estar cerca de marcar disparando desde fuera del
área y hubo dos intervenciones meritorias del portero donostiarra. Por su
parte, la Real buscó el empate, aunque sin demasiado ahínco, disfrutando solo
de una buena ocasión de Brais que chutó ligeramente desviado tras buena jugada
individual. Pedri fue sustituido por un Fermín que, si se quedó en el
banquillo, fue por la poca personalidad de Xavi imponiendo jerarquías pues está
más que preparado para ser titular.
A pesar del corto resultado, la
Real ofrecía poco peligro y ya parecía que el partido iba a acabar 1-0 cuando
se pitaron como penalty unas manos de Odriozola en el área vasca. Rafinha hizo
un buen partido, tuvo dos ocasiones claras y fue un premio que el penalty lo
tirará él anotándolo. El tirador oficial, Lewandovski, se marchó enfadado sobre
el minuto 70 siendo sustituido por Ferran ya que Tigrinho, su relevo natural,
sigue en un extraño ostracismo hablándose mucho de él, pero no por lo que
sucede en los terrenos de juego.
La conclusión de la temporada
es que nos parecemos al Real Madrid. Pero no al equipo masculino, sino al
femenino. Hay suficiente calidad para sobrevivir en el campeonato español y que
se cree la ilusión que se puede disputar el campeonato hasta que la realidad,
en los enfrentamientos directos con el Madrid, se ha impuesto a seis jornadas
para el final. Y, en Europa, se ha hecho una campaña discreta, con una liguilla
en la que se hizo el ridículo en Hamburgo y Amberes, habiendo eliminando en octavos a un
equipo italiano que está a 41 puntos del líder y fuera de las plazas europeas
que, este año, en Italia son 8. Tan solo un partido digno en París no basta
para calificar de discreta la campaña en Champions. Lo dicho, unas prestaciones
similares al R. Madrid femenino.
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