domingo, 14 de abril de 2024

PIERROT LE FOU

 

Pierrot le fou es una de las películas que más me divierten y me parecen más conseguidas de Godard.

Ferdinand Griffon ( Belmondo) es un joven profesor de lengua española, gran aficionado al arte,  casado con una italiana y que va a una fiesta dejando a los niños con una canguro llamada Marianne (Ana Karina). Cansado de la fiesta, típicamente burguesa, vuelve a casa y se reencuentra con Marianne, con la cual había tenido relación unos años antes, iniciando un viaje con ella desde París hasta la costa mediterránea francesa. La chica está relacionada en asuntos turbios y el viaje se convierte en una huida hacia ninguna parte que no sea la muerte. Sin dinero y acosados por unos gánsteres que les siguen los pasos, Ferdinand va escribiendo su diario a lo largo de la película, saliendo sus hojas intermitentemente en la película, mientras se suceden momentos de acción junto con otros en que los personajes divagan sobre cuestiones vitales.

En el inicio de la película, cuando Ferdinand (llamado siempre Pierrot por Marianne) acude a la fiesta, allí se encuentra de pie al lado de una pared Sam Fuller. Mantienen un diálogo con necesidad de traductor y, una vez que Fuller se ha identificado como director de cine americano, y a pregunta de Ferdinand sobre qué es el cine, Fuller le responde que el cine es amor, odio, violencia y acción; en definitiva, emoción.

Así que eso es la película, un homenaje al cine, un viaje emocionante que sería como una especie de El último refugio pero tratado con el estilo de Godard, alumno destacado de la Nouvelle Vague, alterando la estructuración espacio-temporal, alejándose de los cánones tradicionales, con elipsis, introduciendo soluciones absurdas o surrealistas en algunos momentos de la trama y rodando en un technicolor acentuando la luminosidad de los colores en tono pastel.

 Los primeros treinta o cuarenta minutos me parecen formidables. La presentación del personaje de Belmondo en la bañera leyendo una reseña de la obra de Velázquez a su hija, su llegada a la fiesta plagada de vacuidad salvo el diálogo con Fuller, su huida con Marianne, el primer muerto en el apartamento que aparece apuñalado y el primer coche que queda incendiado nos sitúa en una película que arranca fenomenal. La película baja un poco el tono en el segundo tercio, no siendo malo sino menos formidable, para recuperar ese tono magnífico al llegar al explosivo final.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

MÁS RÁPIDO QUE EL VIENTO

  Más rápido que el viento (1958) es un western que tiene muchos puntos atractivos. Dirigido por un competente Robert Parrish, vi que en el...