Siguiendo con Moretti, veo Habemus
papam, con un resultado inferior al de El caimán que es una película
mucho más interesante.
También se podía haber titulado
Papa a la fuga. La película empieza con un cónclave de cardenales que
han de elegir a un nuevo Papa y resulta que el elegido tiene un momento de
vacilación o ataque de pánico. Se niega a salir al balón para ser aclamado por
la gente que está en la plaza de San Pedro después que hayan visto la fumata
blanca. Ante una situación de bloqueo se decide consultar con un psiconalista,
interpretado por Moretti, que no resuelve la situación y recomienda a su
exmujer, también psicoanalista, advirtiendo que siempre encuentra un déficit
parental cuando visita a un paciente.
Desplazan al centro de Roma al
Papa para ser visitada por la psicoanalista, la cual le diagnostica el déficit
parental y, al salir de la consulta, el Papa aprovecha un despiste para darse a
la fuga y estar fuera de control del Vaticano gran parte de la película. No se
puede comunicar la verdad a la población y se finge que el Papa, cuya identidad
no se conoce, está indispuesto, utilizando un guardia suizo en los aposentos
del Papa para que se vea movimiento y la gente crea que el pontífice se encuentra
en el Vaticano. Mientras tanto, los cardenales siguen encerrados y no pueden volver
a sus lugares de origen, entretenidos en jugar a las cartas y participar en un
campeonato de voleibol que organiza Moretti (también prisionero en el Vaticano).
Y quien ha sido elegido Papa vaga por Roma buscando respuestas a su actitud hasta
que redescubre su vocación de actor hasta y, finalmente, es localizado en un
teatro. Una vez retorna al Vaticano, saldrá al balcón para lo que parece será
su aceptación de ser la máxima autoridad de la Iglesia, pero ratifica en público
ante la multitud las dudas y vacilaciones ya expresadas desde su nombramiento
al inicio de la película.
El gran Michel Piccoli asume el
personaje del Papa y realiza una buena interpretación, pero la película no
funciona. Hay momentos divertidos pero la película me parece deslavazada, no
encuentra un ritmo adecuado en parte porque el personaje de Moretti como psicoanalista
parece metido con calzador. La película va de más a menos, el inicio es interesante,
pero se va desinflando e incluso parece que no terminan de resolver de manera
convincente como localizan al Papa en el teatro y éste vuelve al Vaticano. Si
Moretti se muestra siempre comprometido contra el poder político en sus
películas, mostrando su humor corrosivo, aquí describe el enclaustramiento de
la Iglesia pero resulta una crítica blanda, que arranca alguna sonrisa pero no
llega a hacer una película pasable y, por tanto, resulta bastante malograda.
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