jueves, 21 de marzo de 2024

TAMBIÉN LOS ENANOS EMPEZARON PEQUEÑOS

 

También los enanos empezaron pequeños es una película de Werner Herzog realizada en 1970, siendo su segunda película y que, en su planteamiento, es difícil de olvidar.

Un grupo de enanos viven en una institución y provocan una rebelión contra todo orden establecido a partir de la cual deviene un régimen de anarquía, con actos de crueldad que dejan sin justificación los motivos de los enanos para haber caído en la insurrección.

Viendo la película, recuerdo alguna otra en que los enanos son protagonistas. Me viene a la cabeza Freaks, de Todd Browning, una inclasificable obra maestra en los albores del cine sonoro, con el inolvidable enano Hans como protagonista víctima de una vampiresa. O un western con enanos de protagonistas rodada en los años 30, The horror of tiny town, protagonizada por Billy Curtis, un enano que aparecería cuarenta años más tarde en Infierno de cobardes de Eastwood.

Pero una película que me ha recordado la visión de este filme de Herzog ha sido ¿Quién puede matar un niño?, de Ibáñez Serrador, rodada en 1975. Si en la película de Chicho la subversión, en el marco de una película de terror, venía dada por la actitud de los niños, aquí viene por parte de los enanos. Pero, además, como la película de Herzog está rodada en Lanzarote, y aunque esté rodada en blanco y negro, me han recordado sus casas blancas y cielos despejados el paisaje similar de la película de Chicho, en la que al rodarla en color destacaba una acentuada luminosidad. A veces, también la película de Herzog parece un filme de terror usando las risas de los enanos como elemento para intranquilizar al espectador, así como una música estridente, movimientos de cámara siguiendo las irracionales acciones de los enanos y, en definitiva, creando  un ambiente opresivo.

Está claro que Herzog trataba de hacer una alegoría y hay una clara crítica sobre la sociedad occidental, así como de la religión en una procesión que hacen los enanos con un mono crucificado.  Pero, si los enanos se han rebelado en una institución que era como una especie de prisión que los oprimía, todas sus acciones son incoherentes, anárquicas y violentas. Tal vez Herzog quería significar la imposibilidad de convivir racionalmente y que buscar eso es un objetivo inalcanzable.

En cualquier caso, lo más definitorio de la película es que, y esto no es una novedad en Herzog, es tediosa. El metraje no es excesivo, está sobre los 90 minutos, pero a mí se me ha hecho larga. Vale la pena verla por ser una rareza (incluyendo una banda sonora con isas canarias), pero se me ocurren un millón de títulos para pasarlo mejor que con los enanos de Herzog.

 

 

 

 

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