El veterano Henry Hathaway dirigió en 1966 Nevada Smith, un western con Steve Mac
Queen de protagonista y que explica la historia de una venganza.
Mac Queen da vida a Max Sand, un chico mestizo que vive con sus padres y ve como se presentan en la pequeña explotación minera en la que trabaja la familia tres malhechores interpretados por Karl Malden, Arthur Kennedy y Martin Landau. Sand no puede evitar que sus padres sean torturados y asesinados proponiéndose, desde el mismo momento del entierro, buscar a los tres hombres para vengarse. Ello le llevará bastante tiempo y toda la película.
En principio, Sand es un joven inexperto y conocerá a un comerciante de armas, interpretado por Brian Keith, que le adiestrará en el uso de las armas y otras cuestiones útiles para desenvolverse en el hostil mundo del Oeste en el que ha de encontrar la gente que anda buscando.
Cuando se separa del personaje de Keith, la película se estructura en tres bloques, cada uno dedicado a uno de los asesinos. En el primero, localizará a Martin Landau en un saloon jugando a cartas y, después de un intento de huida, luchará con él en unas cuadras de caballo asesinándolo de un cuchillazo. Posteriormente, comete un atraco para poder ser internado en un centro penitenciario de Louisiana donde sabe que se halla preso el personaje de Kennedy. Utilizando a una chica que morirá en la huida, elabora un plan para fugarse con Kennedy y, una vez fuera de presidio, consumará su venganza pegándole un tiro en los pantanos por donde huyen.
Finalmente, se infiltrará en la banda del personaje de Karl Malden que no se fiará y tendrá la intuición que, quien se presenta como Nevada Smith, es en realidad Max Sand. A pesar de que Malden confirma sus sospechas y la identidad de Sand, no logra neutralizarlo y queda a su merced en el duelo final, comprendiendo entonces el personaje de Mac Queen la futilidad que, en realidad, tiene el acto de vengarse.
Rodada en los majestuosos parajes naturales del californiano Inyo National Forest, y con fotografía de Lucien Ballard y música de Alfred Newman, la película tenía ingredientes para haber sido mejor película de lo que es.
Hathaway filma con eficacia y competencia la película que en ningún momento es aburrida pero la historia, basada en una novela de Harold Robbins, es un poco pobre y el guion no ofrece muchos alicientes, más allá de la venganza y la comprensión final por parte de Sand, tras trabar amistad con un religioso, que la venganza no le reportará más beneficio que colmar su odio, pero sin servirle de nada más.
Si el guion no es muy preciso dibujando la evolución del personaje, la interpretación de un actor poco dado a los matices como Mac Queen tampoco ayuda a hacer más interesante el personaje. Gran actor en el cine de acción, Mac Queen era limitado para ampliar sus registros. Afortunadamente, para la solidez de la película, los malvados están interpretados por secundarios de lujo, todos grandes actores que elevan el nivel del filme y se imponen a Mac Queen.
Un western insuficiente pero agradable de ver.
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