Historia de un alemán, de
Sebastian Haffner, es un libro en el que, en primera persona, el autor explica
su vida desde el inicio de la I Guerra Mundial hasta el año 1933, cuando abandona
Alemania y se encamina hacia el exilio en Francia y luego Inglaterra. Como él
dice, su libro no habla de los detalles de los grandes acontecimientos
históricos y políticos sino de cómo les afectó todo ello a gente corriente como
él y sus amigos o conocidos.
Haffner tiene 7 años cuando
estalla la I Guerra Mundial y narra como la gente consultaba el parte diario
que colgaban en edificios públicos explicando como se movía el frente y las bajas
sufridas hasta que, el 11 de noviembre de 2018, desparecieron los partes.
Siendo él ya un adolescente, narra momentos muy convulsos para Alemania: la
revolución espartaquista, los reaccionarios putschs de Kapp y Hitler;
así como el período de la hiperinflación, acabado de forma sorprendente para el
adolescente Haffner cuando un día se comenta que pronto volvería a haber dinero
“de valor constante” y luego el rumor se hizo realidad, volviendo la confianza
y la estabilidad económica de 1924 a 1929 (al fin y al cabo qué otra cosa es una
moneda sino una ficción).
Aunque toda esta parte está bien,
más interesante es la última parte del libro en la que explica sus vivencias en
el primer año del nazismo. Haffner es en aquel momento un estudiante de Derecho
que oposita para formar parte de la burocracia judicial. Desde pocas semanas
después del nombramiento de Hitler el 30 de enero, los nazis pasan a la acción.
Después del incendio del Reichstag se empieza a perseguir a opositores políticos
y judíos. El cambio fue muy rápido, de pocos meses y, ya en verano, Haffner ve como
empiezan a exiliarse amigos, entre ellos algunos judíos. Haffner asiste impotente
a este hecho así como que su padre, para cobrar una pensión, tenga que rellenar
un formulario vergonzoso explicando a qué partidos o asociaciones había
pertenecido, cuál era su contribución a la nación y comprometerse a un “apoyo
sin reservas al Gobierno de alzamiento nacional”. También observa como se resquebraja
la relación con mucha gente, algunos efectivamente piensan como él y están
contra el régimen pero otros muchos se adaptan a los cambios políticos y los justifican
aun cuando en principio no eran nazis.
Haffner se pregunta como los
nazis, que en las últimas elecciones llegaron al 40% de los votos, pudieran cometer
todo tipo de tropelías casi sin oposición cuando los no nazis, aun divididos,
eran un 60%. Ciertamente, y como buenos fascistas que eran, fueron audaces y
desacomplejados a la hora de imponer un régimen de brutalidad. Con esa política
anestesiaron a buena parte de la sociedad alemana. Haffner escribe una frase atribuida
a Hitler que tal explique mucho de lo que pasó: “Todos los que desean combatirnos
están prestando servicio… en el ejército del Reich”.
Antes de exiliarse, Haffner había
prometido a su padre hacer un examen para el ingreso a los cuerpos estatales y
debía asumir ese compromiso. Los nazis, en verano de 1933, y antes de que se examinen, reúnen a los
opositores en una especie de campamentos comandados por escuadras de las SA.
Allí reciben instrucción militar, pero sobre todo ideológica, exaltando el
nacionalismo germano a base de canciones y proclamas y discursos de Hitler. Por
un lado, el autor describe el miedo al otro, a no manifestarse como antinazi
aunque a lo mejor estás compartiendo campamento con alguien que piensa como tú.
Y, por otro lado, como esta serie de prácticas fomentaron entre sus compañeros
un sentimiento de camaradería, de pertenencia a un grupo, que tan bien les fue
a los nazis para anular cualquier conducta individualista y que la gente
siguiera en el rebaño, como también paso en las Juventudes Hitlerianas y otras
organizaciones nazis.
Desgraciadamente, lo que explica
Haffner está mucho más de actualidad de lo que pudiera parecer y nuevas formas
de fascismo avanzan en todo el mundo, estando muy cercanas algunas de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.