jueves, 14 de septiembre de 2023

LOS MISERABLES



Por recomendación de Jordi, veo Los miserables dirigida en 2019 por Ladj Ly, cineasta que hasta ahora solo ha realizado este largometraje y sí tiene en su haber cortometrajes y documentales.

La película me gustó mucho. Un policía apellidado con Ruiz se une a una brigada policial que lucha contra la delincuencia en Montfermeil, un suburbio al este de París. Forman parte de la brigada otros dos policías ya experimentados y que llevan patrullando esa zona desde hace tiempo y conocen todo lo que sucede en esa banlieu. Le enseñan al novato como controlan el barrio a base de establecer un pactismo con los colectivos del barrio ( traficantes de droga, salafistas, gitanos) para que la cosa no se desmadre mucho y haya una cierta paz en la zona. De los dos policías expertos, uno es un hombre de raza negra llamado Gwada que pertenece a la comunidad islámica y de hecho patrulla por lo que es su barrio. Mientras Gwada adopta un papel  más bien tranquilo y vigilante, guardando las formas, el otro policía, llamado Chris, es de raza blanca y se muestra muy nervioso, prepotente, chulesco y es capaz de hacer actuaciones que caen claramente en el abuso policial como cuando, en una parada de bus, asedia a dos chicas adolescentes por estar fumando.

Un pueril robo de una cría de un león en el circo de unos gitanos por parte de un niño del barrio dará lugar a un amago de estallido de violencia racial. La brigada se moviliza para localizar a la cría y pacificar el barrio usando sus poco ortodoxos métodos y, en un momento en que se enfrentan a unos críos de corta edad, Gwada se pone nervioso y dispara una pistola impactando a corta distancia una pelota de goma en el rostro de un niño que queda con la cara desfigurada. En ese justo momento se dan cuenta que hay un dron ( manejado por un niño que tiene uno de estos aparatos y lo usa sobre todo para ver a chicas desnudas pero que, casualmente, capta ese incidente) y harán lo posible para evitar que circule la grabación.  Gracias a la habilidad negociadora de Ruiz lograrán recuperar el dispositivo que contiene la grabación pero, al día siguiente, la patrulla sufre una emboscada por parte del chaval que ha quedado con la cara marcada y sus amigos. Atacados con cohetes de fabricación casera y haciendo entrar a los policías en un edificio que se convierte para ellos en una ratonera, ese estallido muy violento queda  abierto en cuanto a su resolución finalizando la película.  

Ly combina un thriller vibrante, entretenido, que no da un momento de respiro junto a una crítica social y la mezcla le sale muy bien. Las primeras imágenes del filme se corresponden con la celebración del Mundial 2018 que ganó Francia. En esas celebraciones, como ya pasó en la de 1998, se podría pensar que es un país unido y cohesionado pero, como otros países europeos, Francia está marcada por grandes desigualdades y el hecho que una gran parte de la población, jóvenes inmigrantes de etnia negra o àrabe y sin futuro, vive en esas zonas que se convierten en ghettos. El fútbol solo logra unir a la sociedad durante unas horas, las del partido y algunas más si una selección ha ganado algo importante.

La actitud de la policía en ese guetto es de una permisividad inquietante, manteniendo una relación de colegas con un cacique del barrio conocido como El Alcalde y que controla todos los asuntos turbios del lugar, pero tal vez sea la única manera de asegurar que el polvorín no estalle.  O al menos eso es lo que piensan Gwada y Chris ante el escepticismo de Ruiz.  Dentro del caos de la banlieu ya no tenemos referentes de quiénes son los buenos y quiénes los malos. Chris debería ser un personaje bueno por su oficio pero es retratado  prácticamente como un psicópata ( se muestra nervioso incluso cuando está en su casa con mujer e hijas)  mientras apreciamos mayor humanidad en un salafista que ha cumplido condena en la cárcel pero, una vez excarcelado, tiene un restaurante de kebab y lleva una vida tranquila mediando junto con Ruiz para que la tensión por la grabación del dron no provoque  males mayores.

La vida en la banlieu es dura, un cóctel de pobreza, precariedad laboral, desarraigo, células islamistas, traficantes de droga… Pero tampoco los tres policías, con trabajo fijo y se supone aceptablemente remunerado, parecen felices. Ly dedica tres escenas a mostrarnos su realidad después de la jornada laboral: Ruiz habla con su hijo por teléfono pero está solo (de hecho, ha pedido el traslado para poder estar cerca de él después de una separación); Gwada vive con su madre una existencia triste que parece contradictoria pues reprime o controla a gente de su misma procedencia y, por último, Chris mantiene una actitud distante incluso respecto a sus propias hijas y parece llevarse a su casa tras el trabajo un estado de inquietante y continuo nerviosismo.

La banlieu es retratada como un lugar aislado e impenetrable. Nos sentimos muy próximos a los policías cuando patrullan por esas calles poco recomendables para los que no vivan allí y las imágenes aéreas del dron delimitan el perímetro de la zona dando esa sensación de aislamiento  respecto a las zonas urbanas contiguas.

El título está bien puesto. No es una adaptación de la novela de Hugo pero sí hay conexiones.  Montfermeil es una de las localizaciones de la novela de Hugo, el gran tema de la película y que mueve la acción es también la injusticia social; y la película acaba con una cita de Hugo: No hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores.

 

 

 


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