La ley de la horca, inexacta traducción del título inglés Tribute to a Bad Man,
es un western dirigido por Robert Wise en 1956. Resulta un tanto atípico por
los protagonistas. James Cagney no se prodigó mucho en el western, creo que
solo hizo tres, y además dos de ellos en la parte final de su carrera, en los
años 50. Y, por lo que se refiere a la protagonista femenina, tampoco Irene
Papas apareció en muchos westerns, diría que en ninguno que no fuera éste y que
supuso su carta de presentación en
Hollywood.
Es un western que tiene mucho
de melodrama, un poco en el estilo de Johnny Guitar que no sabes si tiene más
peso como melodrama o como western.
En cualquier caso, hay
elementos de western puro. Cagney es un terrateniente, dedicado a la cría de
caballos en Wyoming, lejos de cualquier ciudad, y ha hecho su fortuna siendo
implacable con quien ha intentado robarle ganado habiendo ahorcado, por
supuesto sin previo juicio, a muchos desdichados que han merodeado por su
territorio. Es un hombre duro y que
impone su ley sin ninguna garantía, de manera fría y sin ningún remordimiento.
Convive con el personaje
interpretado por Papas, una chica de saloon
que tuvo problemas, cayó enferma y Cagney se ocupó de ella. La relación no
acaba de funcionar porque a Papas no le gusta la dureza de Cagney, cree que
cada vez que ahorca a un hombre algo muere dentro de él, se va pudriendo y
deshumanizando. La llegada de un muchacho, que proviene de Pensilvania y es
contratado por Cagney después que éste
pase un apuro ante unos ladrones de caballo y necesite su ayuda, removerá la
relación entre Cagney y Papas. Al chico le pasa lo mismo que a Papas, no
concibe que se pueda apresar a unos presuntos delincuentes y se les ajusticie
sin entregarlos a las autoridades. La atracción entre el chico del este y la
compañera de Cagney hará que se replanteen un futuro juntos y lejos de aquellas
tierras. Finalmente, Cagney se humanizará.
Iba a ahorcar a unos hombres, pero cambiará la ejecución por un castigo consistente
en extenuarlos haciéndoles caminar millas con los pies descalzos para, al
final, dejarlos marchar. Con este cambio de actitud, logrará recuperar a Irene Papas
en un final feliz.
Contar con James Cagney es una
garantía. Este gran actor funciona tanto
en la parte de cine de acción en plan tipo duro, como en la parte más melodramática
de la historia. E Irene Papas también resulta muy convincente en su papel. Las
interpretaciones, más la música de Miklos Rozsa, la fotografía de Robert Surtess,
la dirección de Robert Wise … hacen una película sólida y agradable de ver.
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