CAMBÓ (I)
Acabo la voluminosa biografía de Cambó escrita por Borja de Riquer, con casi novecientas páginas. Me parece una biografía muy bien documentada y que ha hecho un gran esfuerzo por ir al fondo del personaje, recurriendo extensamente a la abundante correspondencia que Cambó mantuvo con amigos, colaboradores políticos, artistas, escritores, etc.
La primera conclusión de la figura de Cambó es tan obvia que, por conocida, no hubiera valido la pena leer el libro: Cambó es un catalanista que intenta conseguir una autonomía política para Catalunya pero, al mismo tiempo, y dada su posición política muy conservadora sobre todo en el aspecto social, sus aliados naturales son los partidos dinásticos que conforman una derecha española reaccionaria y anti-catalana.
Leyendo el libro, una de mis primeras impresiones es lo actuales que me parecían muchas páginas. Por un lado, el catalanismo se mostró casi siempre fuertemente dividido. Y, cuando una de las facciones ha tenido poder o ha estado cerca de tenerlo, ha sido posibilista pero, cuando ha estado lejos del poder, ha adoptado posturas maximalistas e irracionales. Al parecer, esa es la constante del catalanismo político y, dado que despega el vuelo a nivel de representación electa con las primeras apariciones de Cambó en la primera década del siglo XX, y visto lo visto hasta este 2023, se puede concluir que el vuelo ha sido, en expresión que utilizaba Josep Pla, gallináceo.
La actividad política de Cambó claramente va de más a menos. Se muestra muy activo hasta 1923, siendo incluso ministro dos veces e interviniendo activamente en la política tanto española como catalana, y logrando seguramente el mayor éxito con la constitución de la Mancomunitat en 1914. Pero el golpe de Miguel Primo de Rivera le deja sin margen de actuación política y sólo será capaz de maniobrar en los dos últimos años del reinado de Alfonso XIII, una vez caído Primo de Rivera, y en algunas fases de la II República. Además, tiene la desgracia de caer enfermo de un cáncer de garganta en 1930, un año en que podía haber tenido un papel más activo y le lastró dicha enfermedad.
Cambó pasa, de ser un político imprescindible en el juego parlamentario de Madrid y teniendo diversas audiencias con Alfonso XIII, a un figura irrelevante en la década de 1940, en un autoexilio marcado por la impotencia de no poder hacer política al haber ganado la guerra Franco, al cual él donó generosas aportaciones económicas e impulsó equipos propagandísticos a favor de la causa nacional, ubicados sobre todo en París.
Es fácil juzgar a posteriori, pero su animadversión hacia la constitución de la República, que él siempre consideró un error, y su apoyo al general Franco son sus principales equivocaciones en su trayectoria política. También es cierto que, en otoño de 1936, cuando dona 10.000 libras esterlinas y crea los equipos de propaganda franquistas, nadie hubiera podido prever que aquel militar, mediocre y sin ningún carisma, iba a gobernar hasta agonizar en su lecho. Pero apoyar a Franco, y justificar que la guerra civil empieza con la victoria en febrero de 1936 del Frente Popular, constituye un craso error.
A pesar de sus altibajos en sus relaciones con Alfonso XIII, Cambó es monárquico. Pretende una amplia autonomía para Catalunya , pero en ningún momento es partidario de la independencia y sí de buscar una relación bilateral con el Estado dentro de la monarquía borbónica. Y, posteriormente, su fuerte conservadurismo, compartido con los demás líderes de la Lliga, le lleva a aceptar como mal menor la dictadura de Franco. Lo importante para los seguidores de Cambó es recuperar el control de las fábricas, aun a costa de soportar la opresión sobre la lengua y cultura catalanas. En cambio, Cambó era un animal político y no podía soportar estar en Catalunya con las condiciones de Franco, es decir, dedicado exclusivamente a actividades privadas y empresariales. Así, languidecerá en Buenos Aires hasta su muerte en marzo de 1947 , justo un mes antes de un retorno a Barcelona que, de todos modos, hubiera tenido un carácter provisional de un par de meses.
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