sábado, 11 de mayo de 2024

FAIRFLY

 

En el nuevo espacio Texas recuperamos una obra de La calórica titulada Fairfly. Cuatro amigos, trabajadores de una empresa de productos alimenticios infantiles, se ven afectados por un ERE y debaten cómo salvar sus puestos de trabajo. Uno de ellos tiene la innovadora (y asquerosa) idea de emprender un proyecto empresarial a base de producir y vender alimentos infantiles que tienen como materia principal larvas de mosca. Con entusiasmo, se lanzan a esa aventura empresarial, con la cultura de los nuevos emprendedores y ganas de cambiar el mundo. Los dos primeros años todo funciona bien y el proyecto ha cuajado consiguiendo cuota de mercado pero, llegados al tercero, un raquítico aumento del beneficio de un 0’02% demuestra que se está produciendo un cambio de tendencia. Entonces, se producen disensiones entre los amigos pues, mientras dos de ellos creen que han de abrirse a que la distribución del producto la haga una gran empresa, otro cree que hay que dirigir la orientación del negocio hacia un grupo de consumidores elitista; y la última integrante del grupo quiere seguir con la orientación inicial, basada en unos principios de gestión consecuentes con los propósitos iniciales, pero que se han demostrado ineficaces para luchar en el mercado con otras empresas que han copiado el producto.  Transcurridos otros dos años aproximadamente, definitivamente el proyecto no tiene viabilidad y va a ser absorbido por una gran empresa del mercado en la que ahora trabaja, de manera sorprendente, la amiga que más defendía la pureza del negocio y que se marchó de la empresa. Las relaciones personales entre todos los personajes, dos de ellos una pareja que tienen un hijo y los otros dos que tienen un romance, quedan tocadas e incluso destruidas. En definitiva, una pesadilla que hubiera sido mejor no vivir y volver al inicio de la obra en la que simplemente se quería redactar una carta para protestar contra el ERE y salvar los puestos laborales.

Hay que destacar como Joan Yago, escritor de la obra, aúna humor y drama , así como Israel Solà sintetiza con su dirección los años en los que sucede la obra transitando en diversas etapas con unos enlaces perfectos en el reducido escenario. La disparatada idea que unas larvas de mosca sirvan como comida infantil, junto con la descripción de muchas situaciones de los personajes y el buen hacer de los actores, sirve para la diversión y que se oigan muchas carcajadas a lo largo de la obra. Pero luego también está el drama, relaciones de amistad destruidas y también sentimentales, traiciones, insatisfacciones y frustraciones. Y luego está la crítica social en la que, como en otras obras de La calórica todo queda abierto, no hay soluciones; pero también queda clara la a menudo estafa de los emprendedores, no es tan fácil empezar en un garaje y acabar como Steve Jobs, la mayoría de los proyectos no encuentran viabilidad en un mercado que actúa según leyes implacables del orden capitalista.

Muy bien escrita, muy bien dirigida, muy bien interpretada y pasamos unos muy buenos 80 minutos con la obra.

 

 

 

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